La cirugía para la artritis reumatoide se considera cuando los tratamientos no quirúrgicos, como medicamentos y terapia física, no alivian el dolor o mejoran la función articular de manera efectiva. Las opciones quirúrgicas incluyen: artroplastía (reemplazo de articulación), artrodesis (fusión articular) y cirugía de tejidos blandos (como la sinovectomía o transferencia de tendones). La elección de la cirugía dependerá de la articulación afectada, la gravedad de la enfermedad y las necesidades individuales del paciente.
Es importante trabajar en estrecha colaboración con un reumatólogo para desarrollar un plan de tratamiento individualizado.